A partir del 13 de marzo de 2020, día de inicio de la pandemia en Venezuela, el precario sistema de salud público nacional concentró recursos y personal en un foco principal: el COVID-19. En dos años, los esfuerzos de centros médicos se dirigieron, en su mayoría, a miles de pacientes diagnosticados con coronavirus, mientras que otras enfermedades parecieron pasar a segundo plano para el Estado.
La situación fue advertida por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) en noviembre de 2021, cuando apuntó que las necesidades de la población con patologías crónicas no estaban siendo atendidas adecuadamente en el país.
«Estas condiciones, que ya existían previamente, se han agravado desde el inicio de la pandemia, debido, entre otras razones, a que algunas áreas de atención fueron cerradas temporalmente», señaló Ocha, en su informe mensual.
Tomado desde la web «Efecto Cocuyo«
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